viernes, 27 de febrero de 2009

Podrías ser

Parecías tan modesta y madura,
te escondías entre primaveras,
una y otra vez en jardines.

Es una cronología imposible de explicar la de nuestras vidas,
llegamos a conocernos ancianos,
y morimos con la llama de nuestro dolor,
siendo jóvenes...

Tenias ese frío en tus palabras,
me volvía mudo y esclavo.



El sol de tu sobriedad castigaba mis fantasías,
y cuando todo era real,
cuando yo podía volver a respirar,
nada tenia sentido, pues la realidad me aburría.



Nada matiza mi dolor, nada me libra del sueño.
Ni una Helena eterna,
ni un castigo junto al mar.

De nada me sirve la ciudad,
de nada me sirven las personas de barro
ni los cristales escondidos en sus corazones.

Gracias a las pausas de la vida te conocí,
y gracias a las pausas de la vida te perdí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario