lunes, 15 de febrero de 2010

Todo

Ella llega a mí algo despotricada y atropellada,
casi desinteresada.
No pregunta si se puede sentar y menos si tiene permiso para irse.
Ella agarra toda esta masa de sentimientos
y los escupe,
es esa idea única que tiene.

Cada silencio duele más que esas palabras embarradas que se le suelen caer,
y dar tanto para terminar enrollado de viento y pestilencia.

Si supieras como sangran las horas sin vos,
como duele el campo verde y llano,
como mis dedos se llenan de fuego al tocar otra carne.

Todo es sueño,
piso frágil e inestable,
y cada paso me entierra y me sumerge,
me ata y condiciona
a esto que quema sin ser fuego y que pega sin ser violento.

Soy un pájaro transparente
que vaga errante buscando un horizonte en tu boca.
Se llena de noche mi voz al recordarte
y se descascara el cólera del amor.


viernes, 12 de febrero de 2010

Orene

El amor está inquieto esta mañana.
Entra la tibia luz de una noche que asesinamos con nuestros secretos.

Me desperté antes para mirarte Amor,
para escuchar cada uno de tus suspiros,
y ver como tu corazón juega con el mío.

Es hermoso que llueva y tenerte desnuda entre mis sábanas,
no te tapes, ni seas tímida,
no te das cuenta que tenés todos los colores del arco iris atrapados en tu cuerpo?

Me levanto para prepararte el desayuno,
para mirarte desde lejos, desde cerca,
estar tan enamorado es estar enfermo.
Es tener todo el día el mismo pensamiento.
Es pensarte hasta cansarme,
tocarte, cantarte, gritarte, morderme,
por no tenerte a veces cuando la luz del día no es nuestra.

Entonces me levanto,
y vuelvo rápido a la cama,
corriendo como un nene,
te abrazo y te apreto,
me quedo acurrucado en tu aroma,
te corro el pelo de la cara
y me duermo.



El Secreto

Ambos caminaban
enterrándose en la arena,
dejando sus huellas sobre lo húmedo y silencioso de esa playa.

Cuántas palabras se tragó el cielo esa noche? se preguntaba el. Y caminaba y caminaban.

Ninguno daba señales de la alegría inminente y prohibida que era verse.
Aún se la recuerda,
tan llena de secretos, callada
y con las manos suaves,
un poco de arena en las uñas
y esa sensación de quedarse con las ganas de estrujarse la piel.

Sólo querían una cosa,
olvidar a todos,
quemar las imágenes y recuerdos,
las palabras desperdiciadas y las miradas fugitivas,
quedarse ahí por siempre,
siendo partes de la inmensidad del mar,
siendo infinitos e invisibles.

Entonces el agarro un papel
y escribió un secreto,
ella quiso verlo y el se lo negó
y lo arrojó a las olas caóticas que cabalgaban por lo oscuro.

Lentamente el papel se fue disolviendo y manchando de tinta
yendo de un lado a otro y desparramando ese secreto a los cuatro vientos.

Entonces el le dijo, ya no hay secreto,
la tomó por la cintura y la besó.
Cuando aun sus labios estaban húmedos y desorientados,
despotricados como para salir corriendo,
le dijo, ya no hay mas secretos,
te amo.


jueves, 11 de febrero de 2010

Mirándome

En ella la tarde es naranja,
y se reflejan canciones,
viste de cielo para ser natural
y puede dejarme sin aire y sin habla,
todo porque ella tiene los ojos como sol.

Sabe bien de ademanes y delicadeza,
baja bien la cabeza y empieza todo ese hermoso discurso de silencios.

Las manos le bailan,
y las palabras titubean,
se esconde entre sus mechones, pero aun así le veo la cara,
absorto, me rindo,
y ella con sus silencios me baila.

A veces cuando la noche tarda en irse,
y la luna late en mi pecho,
pienso que no quiero dejarla ir.

En qué campo lejano puede ella estar?
En que copla de la llanura ella andará?
Puede ser tan libre como el amarillo de la primera hora,
pero aún así la voy a seguir.

Tropezándome, llevándome el pasto por delante,
raspando mis rodillas contra la tierra virgen,
aún así la voy a buscar.

Para olerla y sentirla,
para compartirla con la noche y los silencios,
para que nuestros corazones exploten.
Para saber que ella va a estar enrollada en mi cuando me levante.
Mirándome, riendo y mirándome...

Muñecas

El estaba ahí,
sentado, mirando y escuchando.
El silencio caminaba esa noche por entre las mesas,
el tenia en sus billetes la impronta de un gran magnate,
el corazón de un solitario,
y la mirada de un enfermo que nunca recibió amor.

El humo que era espeso, el gusto rancio de besar sin amor,
y la piel sucia de tanto perfume barato,
de tanto rozarla con mujeres que no eran suyas,
piernas, sabanas, brazos, puteadas, vino,
y volver a casa con la mirada hecha un bollo.

Que triste ser hombre en este pueblo, decía,
y agarraba a una por la cintura y refunfuñaba quejas
con aliento a derrota.

Las sentaba en sus piernas como si fueran muñecas,
las miraba como si fueran muñecas,
las trataba como muñecas
y las rompía como si fueran muñecas.

Y ahí quedaban esos cuerpos,
cinturas rodando por ese piso lleno de colillas y grasa,
carne que se embarra con mas carne,
y se estruja,
en ese lugar se exprime el alma para sacarle la ultima bondad.
Se estruja,
carne, sentimientos, pasado, vidas,
todo se estruja, exprime y retuerce.
Todo...