jueves, 11 de febrero de 2010

Muñecas

El estaba ahí,
sentado, mirando y escuchando.
El silencio caminaba esa noche por entre las mesas,
el tenia en sus billetes la impronta de un gran magnate,
el corazón de un solitario,
y la mirada de un enfermo que nunca recibió amor.

El humo que era espeso, el gusto rancio de besar sin amor,
y la piel sucia de tanto perfume barato,
de tanto rozarla con mujeres que no eran suyas,
piernas, sabanas, brazos, puteadas, vino,
y volver a casa con la mirada hecha un bollo.

Que triste ser hombre en este pueblo, decía,
y agarraba a una por la cintura y refunfuñaba quejas
con aliento a derrota.

Las sentaba en sus piernas como si fueran muñecas,
las miraba como si fueran muñecas,
las trataba como muñecas
y las rompía como si fueran muñecas.

Y ahí quedaban esos cuerpos,
cinturas rodando por ese piso lleno de colillas y grasa,
carne que se embarra con mas carne,
y se estruja,
en ese lugar se exprime el alma para sacarle la ultima bondad.
Se estruja,
carne, sentimientos, pasado, vidas,
todo se estruja, exprime y retuerce.
Todo...




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