miércoles, 27 de mayo de 2009

Pompeya

Ahora que ya sabes cuantos están gozosos, 
y otros tantos están como idiotas,
no vas a parar, no?

Por eso este verso está gris,
y casi crudo,
como labios lastimados,
como un sordo que murió 
lleno de ecos.

Te crees la gran cosa.
manejando los nervios,
y arrojando piedras sobre los sexos.

(Los lamentos algún día madrugan.)

Cuando estés todavía en tu cama,
con la nieve de la noche anterior,
y en vísperas de una nueva vida,
los lamentos madrugaran.

El dolor se hará redoble,
y tu corazón de plomo jadeará,
tanto que lo vas a tener que vomitar.

Las caricias serán cada vez mas frágiles,
y ni siquiera la embriaguez amarga de una noche,
te hará olvidar que tus palabras ya tienen tumba en mí.

Y saldrás,
y verás ese absurdo amanecer,
y un sol mas humano que nunca,
sin fuerzas para si quiera quemar.

Nunca falta la Luna predispuesta a golpear,
a desarmar caravanas,
y a golpear...

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