miércoles, 15 de julio de 2009

Retrato

Una vez cuando todavía eramos puros
te dije te amo sin mentirte,
mirándote a los ojos
pero era joven y no sabía sobre los silencios que matan.

Una vez cuando todavía eramos ciegos y felices
te agarré por la cintura y te di mil vueltas
y con cada una de ellas vos te volvías más dócil.

Nadie va a dolerte mas que yo,
porque de la savia de los árboles nos inundamos
y de la savia nos ahogamos.
Quizás estemos destinados a quemarnos en el fuego azul de nuestros ojos,
a retocernos en las entrañas del espionaje y la inseguridad.

Y ahora yo exclamo,
qué fastidio este dolor que congela y envejece!
Qué injusta esta timidez que me aleja cada día más,
me trae demonios con forma de ángeles
y amores gastados que ya probé.

Y sonriendo veo que tus ojos esconden quinientos sesenta años de belleza
y una noche de penumbras y soledad en nuestra cama.
Porque tocarte y pervertirte es una cosa
pero respetarte y hacerte el amor es otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario