como canto de pájaros y caricias de otoño,
silba como brisa y camina como el silencio.
Ella respeta los espacios en blanco
y quizás piensa demasiado,
en soles agotándose, en lunas mortales,
en besos eternos, en todo eso ella piensa.
Sabe que es una roca para ciertas cosas
y una porcelana cuando está en sus brazos,
sabe que él está lejos y que mejor lejos para no sentirlo todos los días,
mejor lejos para no encapricharse en eso del amor,
los relinchos de los antojos y la ceguera de la razón.
Ella se prefiere muda,
uno sabe que cuanto menos habla el corazón
menos humanos somos,
menos carne sentimos,
más rápido se pasa la noche
y menos creemos en las casualidades.
Ella se pierde en huracanes,
se vuelve salvaje y luego dócil y arruinada,
ella es mejor dicho un cólera de tempestades.
colores exprimidos, mar infinito de sirenas.
Ella es todo eso porque lo robó,
ella le roba a todos menos a mí.
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