me enlazabas con tus piernas
y yo siendo un muerto frío y sin dueño
sentía todo tu amor como lágrimas de alguna luna.
Te acercabas por detrás y me hacías sentir
que quizás tu corazón latía por mí,
y tu mirada tenía voces
y sangre y carne con ganas de vivir.
Pero todo es sueño,
y cuando vuelvo sé que no te tengo, que no sos mía ni lo serás.
Tu piel suave como el gozo de vivir
tus manos tímidas y pensadas,
todo eso que muchos desperdiciaron
y que yo ni comiendo de tus migajas tendría.
Para un pobre de vida como yo
solo queda escurrir los sueños,
abofetear la imaginación
y nunca pensar mas de cinco segundos porque no te tengo.
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